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HISTORIA

LOS INICIOS

Fruto de la pasión por el mundo del vino, Carme Casacuberta, licenciada en ciencias químicas y enóloga de profesión, junto con mi marido Antoni Pena, ingeniero industrial con una pasión compartida por la viticultura, nos enfrentamos a un emocionante desafío en el año 2002. Con un profundo amor por la naturaleza y motivados por una ilusión sin igual, decidimos dar vida a nuestro sueño: crear vinos de alta calidad que expresen al máximo el carácter y la personalidad de su terruño.

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Así pues, con una finca ubicada en el paraje natural Olivardots, rodeada de una belleza natural indescriptible, nos dimos cuenta de que teníamos el lugar perfecto para plantar nuestras viñas. Con un total de 4 hectáreas dedicadas al cultivo de las variedades seleccionadas con cuidado, trabajamos con devoción para asegurarnos de que cada cepa recibiera la atención y el tratamiento adecuados.

PRIMERA VENDIMIA

El año 2006 marcó un punto de inflexión en nuestro sueño cuando construimos nuestra bodega. Con líneas sencillas y un diseño moderno, el edificio fue concebido teniendo en cuenta la gravedad como herramienta de trabajo, con el objetivo de preservar y realzar la integridad de la uva en cada paso del proceso de vinificación.

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Con dedicación, paciencia y un profundo respeto por el medio ambiente, implementamos prácticas sostenibles en nuestra bodega. Desde la gestión responsable del agua de pozo y la incorporación de la energía de paneles solares hasta el uso de productos orgánicos en el cuidado de las viñas, pusimos un fuerte énfasis en la preservación de la biodiversidad y la salud de nuestros ecosistemas.

El resultado de esta pasión compartida y el esfuerzo colectivo se puede saborear en cada botella de nuestros vinos. Con una gama diversa de variedades que incluye Garnacha en todas sus versiones y Cariñenas, entre otras, logramos unir la riqueza de nuestros suelos, la influencia del clima mediterráneo y del viento de la tramontana para producir vinos que reflejan la personalidad y la esencia de nuestra región.

ACTUALIDAD

Diez años más tarde, a principios de 2016, se incorpora al proyecto una nueva generación, nuestra hija Carlota Pena. Otra enóloga apasionada de la viña y el vino, que ha decidido seguir los pasos de su madre. Con su entusiasmo y su visión fresca, aporta nuevas ideas y desafíos que impulsan este ilusionado proyecto familiar hacia nuevos horizontes.

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Su llegada ha significado una renovación y una continuidad de la pasión y la excelencia enológica que ha caracterizado a Vinyes d’Olivardots desde sus inicios. Con su formación y experiencia, aporta una mirada joven e innovadora, que nos permite explorar nuevas técnicas y profundizar en la búsqueda de la perfección en cada gota de vino que producimos.

EL EQUIPO

Actualmente, la bodega cuenta con un pequeño pero comprometido equipo de trabajadores que cuidan del viñedo y la bodega. Con dedicación y profesionalismo, trabajan incansablemente para garantizar que el fruto de la tierra llegue a nuestras botellas.

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Nuestro compromiso con la calidad y autenticidad nos lleva a cuidar cada detalle en el proceso de producción de nuestros vinos. Desde la selección meticulosa de las uvas hasta la fermentación y envejecimiento en barrica. El equipo completo son los vigilantes de los ciclos naturales, desde la poda hasta la uva, desde la cosecha hasta la vinificación, cada etapa es supervisada con rigor y pasión para asegurarnos de que el vino que llega a sus copas sea un vino excepcional. La pasión es la base de todo lo que hacemos en Vinyes d’Olivardots. Gracias al esfuerzo y dedicación, año tras año, podemos ofrecer a los amantes del vino una experiencia única y auténtica. Cada copa de vino que abren de nuestra marca es el resultado de nuestro trabajo minucioso y del amor por la vid.

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